lunes, 28 de abril de 2014

Somos UNO en Cristo!


“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino se ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza”    1 Timoteo 4:12


Muchas veces me bajonea el saber que en éstos tiempos todo esta tan distorsionado, que cada persona nueva que entra a nuestra iglesia y hasta nuestros propios hermanos se sorprenden más de encontrar allí dentro jóvenes o niños que busquen de Dios, le sirvan y anhele estar con él, que de aquellos que no lo hacen. Y somos tomados como “raros” en lugar de “normales”.
Eso me llevo a pensar que exteriormente podemos llegar a vernos como jóvenes corrientes, tenemos nuestras idas y vueltas, nuestros caracteres fuertes, nos enojamos, perdonamos, reímos, lloramos, como todos. Lo que nos define es nuestro interior. Nos hace únicos y especiales, diferentes al resto, el tener a Cristo en nuestros corazones y demostrarlo. La mayoría de nosotros hemos experimentado un encuentro con Dios que nos hizo recapacitar, temblar, y hasta llorar delante de su presencia. Lo cual nos motiva a seguirle solo a Él, sabiendo que es real, teniendo la certeza de que siempre que lo necesitemos aunque no lo podamos ver, nos extiende su mano, y nos levanta una y otra vez cada vez que caemos, o le erramos el camino. Por eso nuestro entusiasmo tiene que ser el no conformarnos con oír una sola vez la palabra los domingos, sino tener hambre y sed de Él constantemente, buscarle todos los días e incentivarnos unos a otros a hacerlo. El mundo cada vez se nos vuelve más difícil, la tecnología avanza a pasos agigantados. Hoy nos encontramos con muchos más entretenimientos, y más formas de caer en tentaciones que nos hacen alejar de a poco de nuestra meta que es Cristo. Pero tenemos un Dios todopoderoso que pensó en nosotros, nos hizo libres de antemano y nos enseñó que a pesar de cuan tentador pueda ser algo, podemos resistirlo y así no pecar.
Marquemos la diferencia. No dejemos que nos lleve la corriente a lugares donde sabemos no nos edifican, “Todo me es licito, pero no todo me conviene” (1ra Corintios 10:23) dice la palabra. Seamos ejemplos dignos de imitar por nuestros amigos, y por todos aquellos con quienes nos relacionamos porque el mejor testimonio, más allá de nuestra experiencia con Cristo, es nuestro ejemplo. Reflejemos el amor de Jesús e imitémoslo en las actitudes que el tomo cuando vino a la tierra, sigamos sus consejos. 

ORACIÓN: Señor, ayudame a que cada día pueda menguar en mi carne, en mis cosas, en mi yo, para que Tu  Santo Espíritu pueda crecer en mi .

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