miércoles, 9 de abril de 2014

Anhelar el Fuego del Espíritu Santo.


“… No obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude”
Jeremías 20:7,9



Jeremías, al igual que Elías (1 Reyes 19:10) no podían  huir del fuego de Dios, ni negar el amor que sentían por él. A pesar de las dificultades y dudas que se les presentaron, sus corazones estaban firmemente arraigados a Dios y su voluntad. Su amor para con Él era tan grande que estaba metido en sus huesos  y por más que lo intentaban no podían negarlo, porque era sincero. Por lo que Dios no solamente oyó sus oraciones, sino que también los guardó y afirmó sus pasos para soportar lo que tenían por delante. Ellos conocían lo que Él era y estaban dispuestos a cumplir su propósito.
No podemos predecirlo, pero una vez que Él viene y toca nuestro corazón, no hay vuelta atrás. Nuestras vidas cambian por completo, nuestros dones se hacen visibles y en nosotros está el sentir de querer explotarlos. Nuestras metas, nuestro corazón se alinean a sus planes y aprendemos que no es mérito nuestro, sino es su fuerza, su poder, su gracia, su favor en nosotros lo que nos impulsa a seguir adelante. Su Espíritu Santo es quien nos debe guiar y moldear, de nada sirve que nos  acercarnos a Dios con nuestras fuerzas. Él nos completa y debemos anhelar cada día el poder sentir ese fuego en nuestros corazones, ya que lo necesitamos para ser lo que él quiere que seamos.
Somos lo que somos por Su gracia (1 corintios 15:10),  y a través de ella nos muestra que nos ha envidado a hacer, y nada ni nadie podrá jamás arrebatar aquel sentir que un día Dios puso en tu corazón.


ORACIÓN: Señor, ayúdanos a ser afirmados en nuestro interior para poder cumplir su propósito en nuestras vidas.Que cada día tengamos ese anhelo de adentrarnos más en su presencia para sentir Tu fuego que consume toda nuestra humanidad, nuestras dudas, así avivar los dones que pusiste en nosotros y  mediante él poder ser de bendición a otros. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario