jueves, 15 de mayo de 2014

Tu me mueves, Señor.


Una vez, escuchando la radio me impactó el mensaje de un Pastor que comenzó haciendo unas preguntas básicas, las cuales necesitamos hacernos todos cada tanto: ¿Por qué amas al Señor? ¿Seguirías queriéndolo si no existiere el infierno? ¿ Y si no te diera lo que le pedís?. Luego, leyó el siguiente fragmento:

"No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte. 
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera, pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera."


Me llevó a la siguiente reflexión; muchas veces no nos damos cuenta lo importante que fue el sacrificio que hizo nuestro Dios por cada uno y el amor que nos tuvo. Y en cada una de las lineas de ésta poesía, podemos ver que se despojó a sí mismo para darnos un poco más de vida junto a Él. Su amor sobrepasa todas las cosas! No tiene límites, simplemente es amor del bueno. Y nosotros deberíamos corresponderle de la misma manera. Sin importar nada, amemosle! Que su amor recorra nuestros huesos y cada uno de nuestros corazones pueda sentirse en Él, completos.


Que Cristo sea el centro! Porque si Él está, todo lo demás está bien. 

ORACIÓN: Señor, ayúdame a amarte sin condiciones, como tu me amas a mi. Y que cada día pueda reflejarte en mi vida. 

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